Thursday, August 30, 2007
PROCESARON A EX JEFE DE GABINETE DE BRASIL POR CORRUPCION
El Supremo Tribunal Federal (la Corte de Brasil) procesó por corrupción activa, lavado de dinero y asociación ilícita al ex jefe de Gabinete del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva y ex diputado, José Dirceu.
El Supremo Tribunal Federal (STF) acogió la denuncia del procurador general de la República de formación de una banda para delinquir, contra José Dirceu y el ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT) Delúbio Soares, en el llamado esquema de “mensalao” o gran mesada.
“Dirceu era el mentor, el jefe incontestable del grupo”, expresó el magistrado a cargo de informar sobre el caso, Joaquim Barbosa, coincidiendo con la denuncia del procurador general, Antonio Fernando de Souza, quien efectuó las acusaciones.
Según el procurador, Dirceu, a quien el mandatario brasileño definió en el pasado como el capitán de su equipo, habría comandado un “ingeniosos esquema de desvío de recursos públicos” entre el 2003 y el 2005, para comprar apoyo de políticos y “garantizar la continuidad de proyecto de poder del PT”.
Aún cuando el escándalo paralizó al Congreso y al Gobierno por meses, Lula nunca fue alcanzado directamente y en octubre del 2006 ganó la reelección para un segundo mandato de cuatro años.
El Supremo Tribunal procesó al mismo tiempo a otros 33 involucrados en ese célebre caso, que pasó a la historia brasileña con el nombre de “mensalao” y que entre 2005 y 2006 tuvo al gobierno de Lula por las cuerdas. En la lista figuran actuales diputados, ex legisladores federales, otros ex ministros de Lula y altos dirigentes políticos, además de empresarios.
El asunto Dirceu era el tramo más difícil de decidir por el poder judicial. No sólo por tratarse de un hombre emblemático con fuerte influencia en el principal partido de gobierno, sino porque además, este dirigente aún mantendría contactos con su ex jefe Lula.
El tribunal juzgó a todos los vinculados a ese esquema por diferentes delitos, algunos menos comprometidos que otros, pero usó la medida más drástica para Dirceu y para Roberto Jefferson, famoso ex diputado del Partido Laborista Brasileño (PTB) que denunció el esquema inmoral que se había adueñado del Congreso y del que él mismo reconoció haber formado parte.
Este último acusó a varios de sus colegas parlamentarios de recibir coima. Con ello Jefferson provocó un grave efecto político que puso en graves dificultades al gobierno de Lula.
Según Jefferson, la jefatura del PT de la época pagaba “mesadas” a diputados para que apoyaran iniciativas del Gobierno y montó un esquema de captación irregular de fondos de campaña.
Dirceu renunció en la época al cargo de jefe de Gabinete y retomó su escaño de diputado, pero fue destituido por sus pares. Su abogado, José Luis Oliveira Lima, consideró “insuficientes y ya fueron contestadas” las pruebas contra su defendido.
Independiente del resultado de las investigaciones, ya es un hecho que la imagen de honestidad del PT se ha dañado seriamente.
El 2002, millones de brasileños votaron por Lula con la esperanza que él cambiaría una cultura política vista por muchos como fuertemente anclada en la corrupción y el clientelismo. Ahora, algunos perciben que el PT es “más de lo mismo”.
La crisis podría tener, asimismo, repercusiones regionales. Primer presidente brasileño de origen humilde, Lula fue inicialmente visto como “el salvador” de la izquierda latinoamericana.
Otros países de la región han seguido el camino de Brasil y llevado al poder a presidentes de izquierda, con un discurso a favor de reducir las desigualdades sociales. En la actualidad, el movimiento político de Lula lucha por su subsistencia.
El Supremo Tribunal Federal (STF) acogió la denuncia del procurador general de la República de formación de una banda para delinquir, contra José Dirceu y el ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT) Delúbio Soares, en el llamado esquema de “mensalao” o gran mesada.
“Dirceu era el mentor, el jefe incontestable del grupo”, expresó el magistrado a cargo de informar sobre el caso, Joaquim Barbosa, coincidiendo con la denuncia del procurador general, Antonio Fernando de Souza, quien efectuó las acusaciones.
Según el procurador, Dirceu, a quien el mandatario brasileño definió en el pasado como el capitán de su equipo, habría comandado un “ingeniosos esquema de desvío de recursos públicos” entre el 2003 y el 2005, para comprar apoyo de políticos y “garantizar la continuidad de proyecto de poder del PT”.
Aún cuando el escándalo paralizó al Congreso y al Gobierno por meses, Lula nunca fue alcanzado directamente y en octubre del 2006 ganó la reelección para un segundo mandato de cuatro años.
El Supremo Tribunal procesó al mismo tiempo a otros 33 involucrados en ese célebre caso, que pasó a la historia brasileña con el nombre de “mensalao” y que entre 2005 y 2006 tuvo al gobierno de Lula por las cuerdas. En la lista figuran actuales diputados, ex legisladores federales, otros ex ministros de Lula y altos dirigentes políticos, además de empresarios.
El asunto Dirceu era el tramo más difícil de decidir por el poder judicial. No sólo por tratarse de un hombre emblemático con fuerte influencia en el principal partido de gobierno, sino porque además, este dirigente aún mantendría contactos con su ex jefe Lula.
El tribunal juzgó a todos los vinculados a ese esquema por diferentes delitos, algunos menos comprometidos que otros, pero usó la medida más drástica para Dirceu y para Roberto Jefferson, famoso ex diputado del Partido Laborista Brasileño (PTB) que denunció el esquema inmoral que se había adueñado del Congreso y del que él mismo reconoció haber formado parte.
Este último acusó a varios de sus colegas parlamentarios de recibir coima. Con ello Jefferson provocó un grave efecto político que puso en graves dificultades al gobierno de Lula.
Según Jefferson, la jefatura del PT de la época pagaba “mesadas” a diputados para que apoyaran iniciativas del Gobierno y montó un esquema de captación irregular de fondos de campaña.
Dirceu renunció en la época al cargo de jefe de Gabinete y retomó su escaño de diputado, pero fue destituido por sus pares. Su abogado, José Luis Oliveira Lima, consideró “insuficientes y ya fueron contestadas” las pruebas contra su defendido.
Independiente del resultado de las investigaciones, ya es un hecho que la imagen de honestidad del PT se ha dañado seriamente.
El 2002, millones de brasileños votaron por Lula con la esperanza que él cambiaría una cultura política vista por muchos como fuertemente anclada en la corrupción y el clientelismo. Ahora, algunos perciben que el PT es “más de lo mismo”.
La crisis podría tener, asimismo, repercusiones regionales. Primer presidente brasileño de origen humilde, Lula fue inicialmente visto como “el salvador” de la izquierda latinoamericana.
Otros países de la región han seguido el camino de Brasil y llevado al poder a presidentes de izquierda, con un discurso a favor de reducir las desigualdades sociales. En la actualidad, el movimiento político de Lula lucha por su subsistencia.