Tuesday, January 16, 2007

 

NUEVA ESTRATEGIA DE EE.UU, PARA IRAK



El Presidente de EE.UU., George W. Bush, como parte de su nueva estrategia para resolver el conflicto en Irak, ha ordenado el envío de más de 20.000 soldados adicionales.

La mayor parte de estos soldados serán desplegados en la capital de Irak, Bagdad, y en la provincia de Anbar, al oeste del país.

Hablando desde la biblioteca de la Casa Blanca, el mandatario estadounidense expresó que la situación en Irak es inaceptable y reconoció, asimismo, que cualquier error cometido en el pasado era su responsabilidad.

Declaró que el desplazamiento de las tropas adicionales ayudaría a romper el ciclo de violencia y anticiparía el eventual regreso de los soldados a casa.

Dejó en claro que a cambio de este incremento en el personal militar y en la ayuda económica, el gobierno iraquí debe cumplir con sus promesas, entre ellas, la principal es poner todo su empeño en acabar con la violencia sectaria.

Con esto, Bush hizo referencia a lo que la Casa Blanca percibe como una falta de habilidad del gobierno del primer ministro, Nouri Maliki, para controlar la tensión sectaria en el país.

La forma en que se realizó la ejecución del ex líder iraquí Saddam Hussein fue vista por muchos políticos y analistas en el mundo árabe como un acto de venganza sectaria contra los sunitas, de algún modo “apoyado” por el gobierno de Maliki.

“Creíamos que las elecciones de 2000 unirían a los iraquíes y que con el entrenamiento a sus fuerzas de seguridad y menos efectivos estadounidenses podríamos cumplir nuestra misión…pero ocurrió lo contrario”, expresó Bush.

El presidente de EE.UU. dijo que un retroceso en la política de su país en Irak provocaría la caída del gobierno iraquí, desgarraría al país y desataría “una masacre de una envergadura inimaginable”.

En términos pesimistas, manifestó, que una retirada vergonzosa “significaría un desastre para EE.UU.”, y que eso fortalecería a los extremistas islámicos, los que intentaría derrocar gobiernos y provocarían un caos regional.

Se refirió, además, a los errores de su administración y del gobierno iraquí que provocaron el caos en el país.

Expresó que el Ejército de EE.UU. y las fuerzas iraquíes no pudieron asegurar Bagdad por limitaciones establecidas por el gobierno local, pero nuevas reglas permitirán que ambos puedan ser más agresivos en la lucha contrainsurgente.

“Les he dejado en claro a (el Premier iraquí Nuri Maliki) y otros líderes de Irak que el compromiso de EE.UU. no es ilimitado”, aseverando que las tropas iraquíes deberán tomar el control completo del país a más tardar en noviembre de este año.

“Si el gobierno iraquí no lleva a cabo sus promesas, perderá el respaldo del pueblo estadounidense”, agregó.

“Está claro que debemos modificar nuestras estrategia”, pero no hay “una fórmula mágica para el éxito”.

“Los actos mortíferos de violencia continuarán y debemos prever que habrá más bajas iraquíes y estadounidenses”, dijo. “La cuestión es si nuestra nueva estrategia nos cercará al éxito. Yo creo que sí”.

MEDIDAS PROPUESTAS

Las principales medidas que propone el presidente son:

Elevar el número de soldados estadounidenses por más de 20.000

Mejorar la capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes para proteger a la población civil.

Exigir progreso políticos al gobierno iraquí.

Financiar un programa de reconstrucción y desarrollo avaluado en US$ 1.000 millones.

Adoptar una política firme frente a Irán y Siria, a quienes Bush acusa de desestabilizar a Irak.

En su discurso Bush empezó describiendo los aspectos más positivos de la política en Irak, sin embargo, tuvo que aceptar que los resultados no han sido los esperados y por eso propone la nueva estrategia.

Insistió en que el nuevo esfuerzo tendría éxito ya que por primera vez, el nivel de tropas sería suficiente para controlar las áreas despejadas de insurgentes. Señaló a la insurgencia y a los militantes de la red al-Qaeda como los grandes enemigos de la libertad y la estabilidad iraquí. Igualmente, culpó a los vecinos, Irán y Siria, de fomentar y ayudar a la insurgencia.

Recalcó que sus decisiones y estrategia se fundamentan en varias ideas, consejos y propuestas, incluyendo el Grupo de Estudio encabezado por James Baker. Pero la estrategia de Bush no incluyó una importante recomendación del Grupo de Estudio, que era estimular la participación de países como Irán y Siria para llegar a una solución pacífica.

CRITICA DEMOCRATA

La iniciativa expuso a Bush a las críticas de la mayoría demócrata en el Congreso.

“Aumentar nuestra presencia militar en Irak envía un mensaje equivocado”, afirmaron en un comunicado conjunto la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid y su par en la Cámara Steny Hoyer.

El senador Dick Durban dijo que el escalamiento militar de la guerra no era lo que el pueblo estadounidense había pedido cuando fue a las urnas en as recientes elecciones parlamentarias.

Asimismo, la nueva estrategia que preparó Bush marca un distanciamiento de la cúpula militar que dirige las operaciones en Irak, y que ha insistido en que el incremento de tropas no es la respuesta para la deteriorada situación de seguridad.

Mientras apenas el 12% de los estadounidenses respalda el nuevo plan, según un sondeo Gallup publicado por el diario “USA Today”, los generales estadounidenses lo aceptaron de mala gana, sólo porque les prometieron que se harán renovados esfuerzos políticos y económicos en Irak.

Según “The Washington Post”, la decisión de Bush es el primer gran desacuerdo entre la Casa Blanca y las figuras clave del Pentágono sobre la guerra de Irak, desde que en la primavera de 2003 el entonces jefe del estado Mayor del Ejército, general Eric Shinseki, se alejó del gobierno por considerar muy reducido el tamaño propuesto por la fuerza de ocupación.

Actualmente hay 140.000 mil soldados estadounidenses desplegados en Irak Las misiones que realizan con fuerzas iraquíes se concentran en el centro y norte del país.

Por su parte, países aliados de EE.UU. en su llamada lucha contra el terrorismo, como el Reino Unido, Australia, Japón y Corea del Sur, apoyaron la nueva estrategia de Washington en Irak si bien descartaron la posibilidad de enviar más tropas.


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