Thursday, September 28, 2006
VIOLENCIA SECTARIA ESTREMECE A IRAK

La policía iraquí ha declarado que con el último descubrimiento de cadáveres, en Bagdad, se eleva a 180 el número de cuerpos hallados desde el pasado martes. Poco más de la mitad de estos últimos cadáveres fueron encontrados en el este de la capital, el resto en el oeste.
Corresponsales en la zona manifiestan que, si bien es cierto que los asesinatos motivados por conflictos étnicos son frecuentes en Bagdad, el número de muertos de los últimos días, es fuera de lo común.
El pasado miércoles, en un espacio de 24 horas, la policía encontró 60 cuerpos de personas maniatadas, torturadas y fusiladas en Bagdad, mientras que dos atentados con explosivos en la capital iraquí dejaron al menos 22 víctimas.
Los cuerpos fueron encontrados en varios puntos de la ciudad, desde áreas sunitas en el oeste, a distritos chiítas en el oeste.
Mientras tanto, al menos 14 personas, incluidos dos policías, murieron en un atentado con explosivos cerca del principal estadio de Bagdad.
La bomba en el distrito oriental de Shaab explotó en un coche estacionado durante la hora punta de la mañana, hiriendo al menos a 57 personas.
Otra bomba explotó, poco después en el distrito Zayona, también en el este. Ocho personas murieron y 17 resultaron heridas.
Quince cuerpos se encontraron en el este de la ciudad, donde vive la mayor parte de los chiítas de Bagdad.
La policía no ha podido encontrar una explicación para este brusco aumento de la violencia sectaria.
No queda claro si la cantidad de asesinatos está aumentando o si la policía está siendo más cuidadosa a la hora de anotar las muertes. De lo que no hay dudas, es que la violencia sectaria no da señales de disminuir.
En el distrito de Haria, al noroeste de Bagdad, han aparecido panfletos amenazando con matar a diez sunitas por cada chiíta asesinado.
Muchas casas y negocios han sido marcados con una cruz roja, indicando a sus habitantes que deben marcharse o morir.
VIOLENCIA SECTARIA
La ola de violencia sectaria en Irak no tiene fin. Bagdad parece dominada por atacantes suicidas, pistoleros y milicianos fundamentalistas.
Como parte de una operación llamada “Juntos hacia delante” las fuerzas estadounidenses se encuentran trabajando con sus colegas iraquíes para recuperar zonas de la capital que están tomadas por grupos radicales. Lograr este objetivo es crucial para completar el traspaso de la seguridad del país a manos iraquíes y para evitar lo que reconocen incluso los jefes militares estadounidenses, que Irak se encuentra al borde de una guerra civil.
Parte de la violencia sectaria es llevada a cabo por milicias con vínculos a funcionarios políticos. En este amplio espectro de violencia, el que los estadounidenses e iraquíes quieren reducir desplegando a otros 12.000 miembros de fuerzas de seguridad en la capital y llevando a cabo redadas en los distritos más volátiles.
Esta fuerza conjunta afirma que están a la caza de “escuadrones de la muerte” que tienen atemorizada a la población., pero aquí ha habido discrepancias entre las fuerzas estadounidenses y el primer ministro. El problema surgió porque las fuerzas llevaron a cabo una redada en Sadr City, bastión del clérigo chiíta radical Moqtadr Sadr, cuyo apoyo es clave para la coalición política que gobierna Irak.
Esta discrepancia ha puesto en evidencia que la seguridad puede ser fácilmente complicada por temas políticos.
Los residentes comunes de Bagdad, muchos de los cuales tienen sus propias armas como último recurso de defensa, desean mejores condiciones de seguridad, lo que quizás tiene para ellos más importancia que quien se la asegure.
Para el primer ministro, el tiempo no está de su lado si quiere demostrar que es capaz de proveer seguridad genuina a los ciudadanos.