Friday, August 04, 2006
PRESIDENTE ALAN GARCIA ASUME EN PERU

Con un discurso pleno de anuncios de austeridad, entre ellos, la reducción de su sueldo y la de los congresistas, para privilegiar los programas sociales de su gobierno, Alan García Pérez asumió por segunda vez el mando presidencial de Perú.
El nuevo mandatario también anunció que en su mandato buscará lograr que el país obtenga el “grado de inversión” para su deuda y dijo que seguirá el ejemplo de desarrollo de su vecino Chile, que tiene una de las economías más sólidas de la región.
En su primer mensaje a la nación, Alan García, de 57 años, señaló que la reducción de la pobreza sería una de sus prioridades. En materia económica, uno de los primeros anuncios fue la de renegociar los contratos de explotación del gas, que en los últimos años ha sido un tema contencioso.
Con índices de aprobación de alrededor del 50%, empieza su gobierno con expectación y también con temores en un sector de la población que todavía recuerda los resultados de su primer gobierno, 1.985 – 1.990.
En dicha época, Perú terminó en un aislamiento financiero internacional, con una hiperinflación histórica y azotado por la violenta campaña del grupo extremista Sendero Luminoso.
Alan García ha manifestado al respecto que aprendió la lección, comentando, “El viejo partido que represento asume la responsabilidad con madurez, porque hemos aprendido de nuestros errores”.
Para confirmar que su promesa de lucha contra la pobreza no es sólo retórica, anunció que el sueldo del presidente bajaba de unos US$ 14.000 por mes, a casi una tercera parte, US$ 5.300. El presupuesto del palacio de gobierno se reduce a la mitad de los US$ 13 millones anuales. El sueldo de los congresistas será de US$ 5.000 mensuales. Incluyó en sus medidas el cierre de seis embajadas y la reducción de un 25% de los sueldos de los diplomáticos.
Con el dinero que espera ahorrar, más de US$ 10 millones al año, financiarán proyectos de educación, salud e infraestructura en distintas zonas del país.
El editorial del diario El Comercio, del viernes, apunta a los retos del nuevo presidente, señalando que la exclusión social es uno de los más graves problemas del país, manifestando “Tanto por una cuestión de principio como de equidad y pragmatismo, el Perú no puede soportar la situación de exclusión y pobreza en que viven cerca de la mitad de compatriotas”.
Existe una opinión generalizada que la tarea de Alan García consiste en consolidar el crecimiento macroeconómico. Gran parte de la economía se sustenta en sus exportaciones mineras, oro, plata, cobre, zinc hierro y uranio, que en los últimos años han registrado históricas alzas.
Además de su promesa de renegociar los contratos de explotación del gas, García aseguró haber iniciado conversaciones con empresas mineras para que realicen una mayor contribución al Estado.
INVERSIONES
En el cambio de mando participaron ocho presidentes de la región, entre ellos Michelle Bachelet de Chile, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Alvaro Uribe de Colombia y Evo Morales de Bolivia. También estuvo el heredero de la corona española, el príncipe Felipe de Borbón y delegaciones de Estados Unidos, Europa y Asia.
El jueves, en la víspera de su mandato, el Presidente García anunció la conformación de su gabinete de ministros que incluye a seis mujeres, de un total de 16. Su selección refleja una actitud integradora al mezclar tecnócratas, independientes y gente fiel a su partido, el APRA.
El nuevo presidente recibe el país con una expansión económica anual del 6,5%, debido básicamente al crecimiento de sus exportaciones, principalmente minerales.
García anunció también un ambicioso plan de inversiones en infraestructura, que se lanzará en los próximos 17 meses, para mejorar el agua potable, electrificación rural, conexión de carreteras, principalmente en el sur del país, donde viven los más pobres. Al efecto, acotó “El fondo tendrá un monto de cinco mil millones de soles (1.500 millones de dólares) adicional al presupuesto, esto unido a la inversión privada ayudará a reducir la pobreza.
Anunció, además, que durante su gobierno se descentralizará el gasto público, principalmente el generado por la minería, que en estos momentos reporta altas ganancias que no se invierten en la zona donde opera, en su mayoría muy pobres.
Se ha propuesto como meta mantener un déficit fiscal e inflación bajos, clave para dar confianza a los inversores en Perú, que requiere 22.000 millones de dólares para desarrollar su infraestructura.