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El peligro de escasez potencial de energía se ha convertido en un tema recurrente en Sudamérica y se detecta la necesidad de un flujo sustancial de inversiones en el sector energético de la región y de estrategias para una mejor integración energética.
La CEPAL recomienda que los gobiernos de la región proyecten una estrategia de generación de energía integrada que apalanque energías, diversifique riesgos y siente las bases para una economía de escala, que logre un suministro estable y duradero.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay prometieron librar de papeleo burocrático un proyecto de 2 mil quinientos millones de dólares, para una red de tuberías que pretende reducir el riesgo de futuras crisis energéticas en toda la región-
El así llamado “ anillo energético “ transportará de 30 a 35 millones de metros cúbicos por día de gas natural, desde los campos de Camisea, en Perú, a Chile, a través de un gasoducto de mil 600 kilómetros que conecta Pisco con el puerto chileno de Tocopilla. Se espera que la energía del gas peruano fluya hacia Argentina, Uruguay y Brasil a través de una red de tuberías existentes, ya mejoradas y un canal de 300 millones de dólares construidos entre Uruguaiana, frontera de Brasil, con Argentina y Porto Alegre, Brasil.
El MERCOSUR durante la Cumbre 28 adoptó el acuerdo de un Anillo Energético que garantizará independencia gasífera y de energía eléctrica en Sudamérica.
Es interesante destacar que la declaración del MERCOSUR sobre el anillo energético servirá no sólo para lograr la autonomía energética regional, también contribuirá al crecimiento económico sustentable y ampliación de mercados.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, posteriormente a la Cumbre del MERCOSUR, dio un sólido respaldo a la participación de Bolivia en el anillo energético, al afirmar que en la iniciativa no sobra ningún país. En tanto, el nuevo Canciller de Bolivia Armando Loaiza aseguró que el país será parte del plan que tiene a Perú como eje abastecedor de gas.